Este libro intenta actualizar la vieja certeza, oriental y occidental, de que las contingencias externas acaecen siempre con un orden oculto, remotamente inteligible. Según tal experiencia, el pensamiento no es en primer lugar un acto reflexivo que pueda o no realizarse, sino la turbulencia secreta de cualquier presencia material, por apacible que parezca. Se trata de una experiencia vertiginosa y a la vez común.