El presente volumen se enfrenta con la no fácil tarea de analizar el arte más cercano en el tiempo con el fin de integrar la creación plástica actual en la dinámica de la historia. La autora parte del simbólico 1968, momento que supone el fin del dogma formalista y en el que el posminimalismo se precipita en una intesa desmaterialización de la obra de arte. A partir de este punto aborda la llamada posmodernidad, desde la postmodernidad citacionista y cálida derivada del "pensamiento débil" y la reivindicadora de un "yo" apolítico y hedonista, hasta la postmodernidad que en su democratización pluralizante mantiene un fuerte compromiso con lo étnico, el feminismo, la diversidad sexual y el "otro" cultural, pasando por la posmodernidad simulacionista, apropiacionista e inexpresionista que, amparada en la muerte metafórica del autor, alienta la crítica de la representación y la vuelta a los sistemas de reproducción.