Antonio Sanguino, rebautizado por su abuela María como Sirio, es un
pícaro nacido en Retamoso de la Jara (Toledo) que no padece las penalidades
del hambre pero sí el estigma de la orfandad paterna y el abandono de su
madre a la temprana edad de siete años. Criado por sus tíos, pero educado
en las enseñanzas de su abuela María, una maestra republicana repudiada
por el franquismo, se enamora con los años de Esther, hija de una familia
de la nobleza local. Se realoja en una pensión de Madrid con el secreto
afán de viajar con ella a Grecia. Aislado en la gran ciudad conoce a Lito, un
gitano hilarante que le alecciona en las bondades de la amistad. Obligado
por la muerte de un ser querido a regresar al pueblo y a preguntarse por
la razón de su vida, Sirio Sanguino culminará su deriva existencial en un
contundente desenlace donde, de forma descarnada y sobrecogedora,
rendirá finalmente cuentas con los orígenes que siempre se obstinó en ignorar