DÍAZ VALLADARES, FRANCISCO / SINACHE, ADA
Alba siempre había vivido en un orfanato. Se dirigían a ella como «Pata-alambre». También la culpaban de todo lo malo que sucedía en el orfanato, y acumulaba tal cantidad de castigos que ya ni se acordaba de lo que era una vida sin varazos diarios, o sin encierros en la celda del sótano, donde permanecía a pan y agua días enteros. Pero, para Alba, todo cambió el día que llegó al centro Pepón.