Nacen estas líneas que forman versos con aliento de rabia, desafío, amor y reivindicación, nada más que de la mano de estos dos jóvenes conmovidos por la escritura desde la crítica vista como dos meros espectadores más. Te llaman a sentarte, degustar y saborear la mezcla del mestizo y la controversia de estos pequeños y largos poemas en vista de una primera persona, tú, que estás leyendo.
El mayor pecado que podrías morder, el mejor sabor de boca que no podrás dejar de leer, la mayor crítica desde hoy y ayer. Los versos que jamás dimos no es solo un libro de poesía, es un viaje al romance, es un libro como herramienta de lucha, es una primera persona en estado de ansiedad y un salto al vacío sin paracaídas.