La atención plena se sitúa en el corazón de la meditación budista, pero su esencia es universal y tiene un profundo beneficio práctico para todo el mundo. Con frequencia , nuestra mente no es consciente de las múltiples posibilidades que encierra el momento presente y de su belleza única, ya que nuestra naturaleza alberga una tendencia al automatismo que nos aleja del contacto con el único tiempo que tenemos para vivir, crecer, sentir, amar, aprender y darle forma a las cosas.
Por fortuna nuestra mente también tiene la profunda capacidad innata de ayudarnos a despertar a la atención plena y así poder usar nuestros mejores momentos en nuestro propio beneficio, en el de otros y en el del planeta en el que vivimos. Al cultivo de la mente que conduce al despertar pleno se le denomina meditación.