Es una novela que nos gusta muchísimo: inteligente, intensa y llena de sugerencias. Según la crítica norteamericana, se trata de uno de los textos más hermosos de esa literatura.
La acción sucede en 1904, en la época de la Exposición Universal celebrada en Saint Louis. La familia Wolfe se ha trasladado desde Asheville y ha abierto aquí un pequeño alojamiento para los vecinos de su lejana ciudad natal que visitan la Exposición. Grover Wolfe, el niño al que se refiere el título, tiene sólo doce años, pero, según dicen todos los que lo conocen, una sensibilidad y una madurez extraordinarias…
La novela cuenta, en cuatro tiempos, con cuatro voces distintas muy bien diferenciadas y en cuatro largos capítulos distintos, la búsqueda del “niño perdido”, del hermano muerto.
Y la novela la escribe, precisamente, el hermano del chico, su hermano menor exactamente, el gran Thomas Wolfe, uno de los autores clave de la primera mitad del siglo XX. Con el telón de fondo de esa América provinciana que aún hoy nos fascina, es una novela bellísima, perfecta en su estructura e inigualable en su poder de evocación.
Jack Kerouac , el famoso autor de En el camino, escribo sobre ella: “Una de las máximas aspiraciones de cualquiera de nosotros sería llegar a escribir algo con la altura y la poesía de El niño perdido”.
Thomas Wolfe fue muy conocido en España hace más de veinte años, como quizá recuerdes, pero desde entonces... Te contamos algo más para que tengas información:
Nació en Asheville en 1900 y murió en Baltimore a los 38 años, víctima de la tuberculosis y en plena fama.
Fue elogidado por sus coetáneos: William Faulkner dijo de él que era el mejor escritor de su generación, y Sinclair Lewis incluso lo citó en su discurso de recepción del Premio Nobel... Ha influido a muchísimos autores posteriores, como la Generación Beat.
Wolfe comenzó escribiendo obras de teatro en la Universidad de Carolina del Norte, para pasar luego a Harvard y estudiar dramaturgia en 1920. Cuatro años después empezó a enseñar él mismo en la Universidad de Nueva York.
Su novela El ángel que nos mira (1929) obtuvo gran resonancia en su país y en buena parte de Europa. Le siguieron otras obras de igual envergadura, como Del tiempo y el río (1935), muy popular en España durante un época, o las póstumas The Web and the Rock (1939) y You Can’t Go Home Again (1940).