"Pedro Antonio era un humilde empresario de la Andalucía profunda. Hecho a sí mismo, con éxito en los negocios, triunfador social, pero a nivel familiar topa con un «triángulo» de odio, celos y avaricia que se lo quitó todo. Todo... menos la dignidad. Para colmo de la humillación, quisieron enterrarlo de la manera más vil que uno se puede imaginar, de noche. Mediante símiles, teorías y metáforas se profundiza en lo más ruin de la maldad humana: lo que se puede llegar a hacer con una persona. Y lo que resulta totalmente inconcebible es que eso se lo hicieran a su propio padre. Los cuervos que «crio» el protagonista no tuvieron bastante con «sacarle los ojos», sino que quisieron enterrarlo de esa manera tan execrable."