Los manuales de historia de la lingüística que se usan en la actualidad no recogen ningún nombre de mujer. Ninguno. Algo que resulta paradójico si tenemos en cuenta que el surgimiento de esta disciplina, en el primer tercio del siglo XX, coincide con el acceso de las mujeres occidentales a la educación superior, eligiendo en muchos casos estudios humanísticos. ¿Cómo explicar este hecho? ¿Acaso ninguna logró hacer aportaciones significativas en un campo de saber que tuvo muchas cultivadoras? Este libro propone no tanto hacer una crónica de las lingüistas olvidadas —un olvido que no solo afectaría a figuras individuales, sino a todo un colectivo— como reflexionar sobre las causas de su exclusión. ¿Cómo se forjan las ideas sobre las lenguas? ¿Qué temas, estilos y metodologías han primado en su gestación, difusión y progreso? Teresa Moure traza una historia alternativa y crítica de la lingüística, ilustrando la participación de las mujeres en oficios y saberes relacionados, como la traducción, la criptografía, la antropología, la primatología, la sociolingüística o la filosofía del lenguaje. Y lo hace a partir de una interesante hipótesis: mostrando cómo esas mujeres, consideradas voces secundarias en este saber (y otros muchos), se dedicaron a asuntos considerados “menores” o marginales, con planteamientos y procedimientos divergentes a los canónicos.