Todo el mundo sabe que hay un lugar al que van a parar todas las cosas perdidas. Los adultos generalmente no quieren creer que exista y tienden a pensar que son los niños quienes se han llevado todo aquello que desaparece. Por su parte, los niños saben que eso no es cierto. Por eso algunos, los más perspicaces, creen en El lugar de las cosas perdidas, aunque pocas veces opinen que merezca la pena ir allí, a no ser que sea por algo realmente importante. Pero lo que Marina y Marcos han perdido es más...