El protagonista de esta historia está cansado de ser tan bajito. Sus compañeros de clase no dejan de llamarlo enano, pitufo, retaco..., y ni siquiera puede montarse en todas las atracciones de la feria. Pero eso no es lo peor.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información