Tenéis que saber que se os están abriendo las puertas de un mundo sin otro igual en toda la representación del género. Un mundo habitado por seres de origen bíblico, mitológico, popular y literario, muchos de ellos concebidos por el ingenio del poeta a semejanza de nosotros mismos. Estos últimos serán los menos creíbles y, a la vez, los más auténticos. Por muy feos y deformes que os parezcan, no los abandonéis antes de escuchar lo que tienen que contar. Es muy probable que en la absurdidad de sus andanzas os veáis tristemente reflejados. Tened cuidado al maravillaros ante lo que verán vuestros ojos: los jardines, los bosques o los campos de festuca. Recordad: la muerte casi siempre viste de rosa, y no hay rosa que no 11 marchite, igual que no existe un corazón sin heridas ni un dios incondicionalmente bondadoso. Pero, por mucho que os decepcione el paraíso, tampoco os rindáis, porque la esperanza es la columna vertebral de cualquier poema. Andad con pies de plomo por el laberinto de neologismos basados en antonimias, prefijos y sufijos. Cuando os sintáis perdidos, ellos os indicarán el camino de la metáfora