En una plaza de Marruecos, un narrador cuenta la historia de una niña. Es la octava hija de un padre que, desesperado por no tener aún un heredero, decidió llamarla Ahmed y hacer creer a todos que había sido un varón. La vida de este niño fabricado, de esta niña a la que no dejaron ser, es el desgarrador relato del martirio provocado por un padre y aceptado con sumisión.