El pueblo de Pequeñísimo era tan diminuto, que sus habitantes hacían siempre dos trabajos a la vez.
Un día la cartera malabarista y el pastelero astrónomo se marcharon, y los oficios que antes parecían sencillos empezaron a complicarse
Pequeñísimo es un canto al divertimento y una reclamación sin complejos de situaciones absurdas y disparatadas que, en la vida real podrían presentarse -y quizás habrá quien las haya experimentado-.
Esta entretenida y provocadora historia nos ofrece a lo largo de las páginas una relación de disparidad entre la palabra y la imagen que pone al lector frente a situaciones inverosímiles y provoca una duda final que habrá que resolver, confrontando realidad y ficción.