Ahora ya no tengo que pasar sin ello: todos los colores se traducen en sonidos y olores. Y resuenan como melodías de belleza infinita. ¿Para qué quiero un libro?
El viento hojea los árboles y sé lo que allí son palabras y las repito a veces en voz baja. Y la muerte, que arranca ojos como si fueran flores, no encuentra ya los míos.