Blanca Morel escribió suma noche encerrada en un apartamento, totalmente a oscuras durante seis días y seis noches. Pero a pesar de la extrema soledad del viaje emprendido, la poeta no está sola. Forma parte de una larga tradición de peregrinos en busca de lo visionario: las místicas medievales, el Círculo de Jena, los poetas franceses del siglo XIX. Todos ellos sabían que al vaciar la pantalla de la mente generamos espacio para la visión interior, como los místicos hacen sitio a lo divino. La poeta toma el relevo de la aspiración mística y romántica de abrir con la poesía una ventana a ese mundo que puede estar en este, sí, pero en el que el yo escapa a sus límites y se expande hasta lo infinito y ve ?la tenebrosa y profunda comunidad de todo? baudelairiana. Esa oscuridad que es un ecosistema rebosante de vida, y que ella decide habitar como un ser más. Y pinta a oscuras decalcomanías que vistas más tarde a la luz parecen las caderas de esos seres vivos que habitan la oscuridad de suma noche.