«Es urgentísimo rehacer la noción de libertad para convencernos de que esta no es un valor en sí, puesto que no admite maximización, sino un medio excelso para fines de la más alta estirpe: la exaltación de la Persona, de la Humanidad y de la Cultura. Por eso no hay libertad contra la libertad». El 27 de julio de 1931, Luis Jiménez de Asúa fue designado por unanimidad presidente de la Comisión de Constitución de las Cortes Constituyentes de la Segunda República. A pesar de la escasez de medios, la premura de tiempo y la diversidad ideológica de sus miembros, tan solo un mes más tarde, el 28 de agosto, se alcanzó un consenso que dio como fruto una de las constituciones más democráticas, progresistas y sociales de su tiempo. El 9 de diciembre de 1931, la Constitución fue aprobada por amplia mayoría en las Cortes. Escritas en el exilio y sin apenas documentación, estas Anécdotas muestran la hondura de la misión, la profunda convicción democrática y la vocación de servicio de su autor. Publicadas por primera vez por el Patronato Hispano-Argentino de Cultura Española, Nota al margen quiere,