Kovacsics elabora la propia memoria concediéndose libertad poética para mostrar distintas facetas de su experiencia como traductor, lector y escritor, tres pasiones que lo han llevado a recorrer diversas capitales europeas, tal vez para rastrear su poliédrica identidad, como la de todo traductor vocacional que se precie de serlo y, sobre todo, la de un políglota y humanista como él.