No son pocos los [músicos] que confían la redacción de sus memorias a un escriba con el fin de relatar cuanto pervive en los recuerdos del artista. Pues bien, no es este el caso de este testigo de excepción -de casta le viene al galgo- de cuanto cocíase, entre dos aguas -y entre dos islas (Mallorca e Inglaterra) o, como afirma el propio autor, «con un pie en cada una»-, en la escena musical de la España tardofranquista -y la de las décadas que siguieron-, amén de arte y parte de una joven democracia que preparaba su despegue. Remembranzas que agrandan su significado con el paso del tiempo, y es que Afinando al alba fue escrita en los albores de este milenio por este inefable impresor, músico, corresponsal, fotógrafo, gastronauta, ensayista y etnógrafo, con el fin de informar -y alertar- al lector británico sobre los misterios de la idiosincrasia española y otras particularidades de la cultura insular, a través de la música popular. Son estos recuerdos trufados de andanzas con bohemios, beatniks, hippies, joteros, rumberos, músicos de hotel y mercenarios de orquestas verbeneras, pioneros del rock progresivo y