CUANDO BAILEY CONOCE A CHARLIE, ÉL ES DE LO PEOR.
Cuando se muda a Omaha después del inesperado divorcio de sus padres, Bailey se queda atrapada diez horas con un desconocido cínico y odioso, el polo opuesto a ella, tan educada, cuidadosa y alegre.
Así que os podéis imaginar su sorpresa cuando, años más tarde, Charlie resulta ser su nuevo compañero de trabajo.
Sin embargo, en esta ocasión, se dan cuenta de que pueden mantener una conversación cordial sin lanzarse los trastos a la cabeza e incluso reírse.
Sin embargo, siguen estando de acuerdo en una cosa: no se soportan.