El único consejo que una persona puede dar a otra sobre la lectura es que no acepte ningún consejo, que siga sus propios instintos, su propio criterio.
Que saque sus propias conclusiones.
Si hasta aquí estamos de acuerdo, me tomo la libertad de proponerles algunas ideas y sugerencias, porque ustedes no permitirán que estas limiten su independencia, que es el atributo más importante de un lector.
Después de todo, ¿qué leyes pueden establecerse sobre los libros?
La batalla de Waterloo se libró en una fecha concreta; pero ¿acaso Hamlet es mejor que El rey Lear? Quién sabe.