El joven narrador de este libro podría ser cualquiera de nosotros. Quizá por eso no sabremos nunca su nombre. En cambio, sí que sabremos cómo llego al pueblo de las frases hechas, cuándo visitó la fábrica de olores o por qué se adentró en el bosque silencioso. Y todo esto, sin salir de casa. El "Cuaderno de los viajes imposibles" es la crónica de los lugares que conoció gracias a su propia imaginación. Y, como muchos de nosotros, si aprendió a disfrutar del placer de fabular y de contar, fue gracias a su abuela, propietaria de un auténtico taller de historias.
Juegos de palabras y metáforas para explorar los límites del lenguaje y de la fantasía. Un homenaje a nuestra capacidad para hacer posible lo imposible.