A través de la colección de postales y fotografías de un divisionario prototípico, el libro se adentra en un proceso histórico tan relevante como la participación de los voluntarios españoles al servicio de Hitler en el frente ruso. El análisis de las emociones de un joven enamorado y ferviente falangista, en un viaje iniciático que casi le cuesta la vida, mientras acompañaba a un ejército invasor, sirve de base para reflexionar sobre la banalización de la memoria de la División Azul e inserta la participación de españoles en la Segunda Guerra Mundial en el debate sobre una memoria democrática que excede el periodo de los años treinta. Procede releer a Hanna Arendt para recordar el peligro constante de nuevos horrores contra la Humanidad, pues cuentan con la complicidad o simpatía de seres humanos corrientes, que pueden ser, sin pretenderlo conscientemente, cómplices o ejecutores, en un contexto favorable, en situaciones extremas.