«Éramos veintiún futbolistas. Y luego estaba él, jugando a otro deporte.» Vuelve Eduardo Berti con un homenaje singular al mito, la memoria y el fútbol como forma secreta de poesía. Una novela en formade documental sobre el jugador más prodigioso y desconocido de la historia del balompié argentino. Existe una leyenda apenas susurrada en la historia del fútbol argentino. Un nombre que no figura en los libros, ni en los rankings, ni en las grabaciones de archivo. Un talento sobrenatural que jamás pisó un estadio de primera división, ni alzó trofeos, ni firmó autógrafos. Se llamaba Eliseo Alegre y fue, para quienes lo vieron jugar, el mejor futbolista que haya existido. En el sur de la Patagonia, en un pueblo olvidado de la provincia de Río Negro, Alegre tejió su mito a la sombra de los Andes, sobre campos de tierra dura y viento constante. Nunca quiso ser profesional, ni salir del país, ni siquiera de su pueblo. Jugaba cuando le apetecía. Cuando se lo pedían sus amigos, sus vecinos, su madre. Porque, como dijo uno de sus compañeros de equipo: No jugaba para ganar. Jugaba para hacernos felices. Décadas después