Greta, Federico y yo teníamos que crear un invento para el gran concurso de ciencias.
Fui a la biblioteca en búsqueda de una idea genial, pero lo que encontré no fue precisamente inspiración.
¡No os lo vais a creer!
Tuve que salir por patas.
Si se lo contaba a mis amigos, quedaría como un gallina;
pero, a ver, bien pensado
los fantasmas no existen, ¿verdad?