La Segunda Guerra Mundial desde un legendario regimiento de tanques Había que ser muy valiente para subirse a un tanque en la Segunda Guerra Mundial. Encerrados en una mole de acero cargada de proyectiles que podían explotar y convertirlos en chatarra, los tripulantes de un tanque vivían y morían bajo la amenaza constante del enemigo. Fue una de las formas más duras y despiadadas de librar la guerra. En Hermanos de armas, el célebre historiador James Holland narra la extraordinaria historia de los Sherwood Rangers, el regimiento británico de voluntarios que se convirtió en una de las unidades blindadas más célebres de la contienda. Tras forjarse un nombre en batallas como El Alamein, desembarcaron en Normandía el Día D y, desde entonces, combatieron sin descanso por Francia, Bélgica y Holanda hasta ser la primera unidad de tanques británica que penetró en Alemania. Junto a ellos, recorreremos a bordo de sus Shermans miles de kilómetros, viviremos algunos de los combates más feroces del frente occidental y seremos testigos de cómo los soldados se apoyaron en la camaradería y el coraje para enfrentar el terror