El poema es una tentativa por cambiar la configuración de las cosas, por crear nuevas significaciones y luchar contra la desaparición. Consuelo Hernández hace circular en su poemario Mordiendo la penumbra la herencia del pasado con la recreación de la memoria; piensa las filiaciones entre historia y por-venir, entre la búsqueda de profundidad y el exceso mediático de nuestra época que genera confusión, vértigo y olvido. Por ello, para esta voz poética, el poema es ante todo una reacción a la ausencia; el poema es también un lugar y un tiempo... Escribir es un acto que convoca el silencio y una tentativa por reconstituir un todo. No cabe duda de que los poemas aquí inscritos, en su plenitud aparente, están hechos de mil fragmentos que provienen de lo conocido y de lo inacabado que se despliega en una transformación permanente. Pese al contexto de urgencia y de contradicción en que el libro ha sido escrito, el mensaje que prevalece es universal y humanista. El impulso que emerge de su verbo poético recuerda aquella frase de Séneca : «Non est ad astra mollis e terris via», No hay camino fácil de la Tierra a las