Al protagonista de esta historia le regalan un cachorro por Navidad. Pero, contra todo pronóstico, nos damos cuenta de que es el animal quien nos explica la vida con su amo, ¡y no al revés! Y es que al niño no le gusta el pienso, se niega a dormir en la caseta y, encima, ¡ocupa demasiado espacio en el sofá!
Pero lo quiero mucho, así que tendré que acostumbrarme a sus manías...