Un hidalgo de Sigüenza decide el destino de cada uno de sus hijos. Para Martín, su cuarto hijo, de quince años, ha decidido su ingresocomo monje en un monasterio del Císter; designios del pater familias que no pueden cuestionarse. El muchacho vive con rebeldía la vida monástica, provocando algún desastre, hasta que su anciano tutor va modelando su carácter y toma los hábitos. Aquella vida monótona y tranquila se ve sacudida cuando el monasterio, que se encuentra en tierras recién conquistadas por Castilla a Al Ándalus, es atacado por un grupo de soldados andalusíes de Madinat Mursiya, quienes perpetran una masacre y se llevan cautivos a los jóvenes para venderlos como esclavos. Martín jura ante Dios vengar aquella infamia. Tras cumplir su juramento, Martín se culpa de la muerte de su hermano Rodrigo y solo tiene una cosa en su mente: debe de cumplir el mandato que Rodrigo le dio antes de morir.