El nacionalismo de Estado en su vertiente lingüística encuentra en los media un poderoso instrumento de inculcación de sus presupuestos fundamentales, de acuerdo con los cuales las lenguas y variedades diferentes al castellano (transmutado mágicamente en “español”) son inútiles, empobrecedoras, fragmentadas y motivo de aislamiento y marginación. En lo que a Andalucía se refiere, esta doctrina etnocida se concreta en difundir la idea de que el andaluz no existe o se reduce a una pintoresca deformación fonológica del castellano originada por nuestra inherente pereza al pronunciar, poco apta para situaciones ‘serias’ (aunque muy adecuada para el chiste y el chascarrillo), especialmente dividida en infinidad de variantes y cuya puesta por escrito supone un aberrante y ridículo atentado contra la unidad esencial de “la lengua común”. Por lo mal que habláis. Andalofobia y españolismo lingüístico en los medios de comunicación (título que reproduce la expresión literal de un famoso literato y exdirector de la RAE en alusión a la población andaluza) constituye, a lo largo de sus más de cuatrocientas páginas, una minuciosa compilación de todo este discurso mediático que desmonta sus mitos a la luz de las aportaciones realizadas por destacadas personalidades de la Lingüística moderna.