El juego espontáneo, aquello a lo que siempre se ha llamado jugar, está en peligro de extinción. La escuela, generadora de contextos con identidad, calidez y seguridad, se contempla como entorno cómplice y protector de la cultura genuina de niños, cuyo modo natural de expresión y desarrollo es el juego. El libro conecta la reflexión con la práctica. Parte de observar la diferencia cultural niños/adultos, los rasgos de identidad de la infancia en el juego y la escucha como nexo comunicativo. La obra propone una secuencia detallada de programación a la inversa, transgresora, que no parte de objetivos previstos, sino de la planificación y observación detenida del juego. Una espiral en proceso abierto. Como eje central, la intención consciente. Como punto de partida, la disposición de ambientes diversos para proyectar contextos lúdicos sugerentes. Como trayecto, la observación atenta y el talante profesional respetuoso. Como conclusión, la documentación, que hace visible la observación, revela el juego. Como reflexión la evaluación, motor de nuevas propuestas. Proceso que otorga a los docentes la calidad de inve