En Nollop, la isla cercana a Carolina del Sur antes llamada Utopianna, veneran a Nevin Nollop, el creador del pangrama Jovencillo emponzoñado de whisky, ¡qué figurota exhibes! Movidos por su devoción al ilustre paisano y por su amor a la lengua, los isleños hace mucho que erigieron un monumento en su honor y colocaron en lo más alto, como homenaje a su destreza lingüística, unos azulejos donde podía leerse la iniciática frase. Tras décadas de esplendor, un infausto día uno de esos azulejos, el de la letra Z, cae al suelo y se hace añicos. Los miembros del Consejo Superior Insular interpretan esa caída como un mensaje de su santo patrón desde el más allá y disponen que se prohíba el uso de esa letra en el habla y la escritura. Los que infringan la nueva ley se exponen a severos castigos, incluso a la muerte, si la infracción es reiterada. Cuando la apacible axistencia de los nollopianos aún se tambalea por la conmoción, cae otro azulejo al suelo. Poco después otro más. La tragedia en una isla donde los residentes se enorgullecen de su amor por la lengua, no ha hecho más que comenzar: muy pronto la lengua deja