Nunca quiero despedirme es una declaración de intenciones, un viaje de retorno donde Luis G. Piedehierro vuelve a su poesía primogénita, pero esta vez con una mirada que reconstruye. El autor transforma su búsqueda en un grito de esperanza porque, como él mismo dice: “nunca es tarde para el amor”. Tampoco lo es para el verso sin filtro de @luisgarciaph (como se le conoce en redes sociales), ya que conecta con recuerdos que son suyos y son nuestros, que dan calma “aunque hayan terminado”, y eso significa que hubo vida antes del recuerdo.
Estar en paz, volver a las preguntas, darles una respuesta, amar sin artificios, vencer a la memoria. Cruzarse con los versos de Luis, quedarse en ellos.
J. SANTATECLA