George Leigh Mallory fue el primer escalador de los tiempos modernos, y al mismo
tiempo la última e imponente figura de la Gran Era de las exploraciones. Participó en las
tres expediciones que intentaron por primera vez conquistar el Everest. En la última de
ellas (1924) desapareció junto con su compañero de cordada Andrew Irvine. Su cuerpo
fue encontrado 75 años después a 8157 metros de altitud. ¿Hicieron cima Mallory e
Irvine? Las dudas sobre si alcanzaron o no la cumbre más alta de la Tierra, alimentan la
conjetura de que Mallory pudiera haber sido el primer hombre en subir al Everest, mucho
antes de que lo hiciera Sir Edmund Hillary en 1953. Una historia que ha promovido la
búsqueda de la cámara Kodak que portaba durante su ascensión y que todavía hoy no ha
sido encontrada. Sin duda, un misterio apasionante que continúa fascinando a alpinistas,
periodistas y cineastas.
La escalada del Everest recoge por primera vez sus influyentes ensayos, dispersos hasta
ahora en diferentes archivos, e incluye las últimas notas que escribió, pocos días antes de
su muerte. Los escritos de Mallory poseen una frescura poco común, y tienen su origen
en las diarias cartas que escribía a su esposa Ruth desde las montañas europeas y desde
el Everest.
Para Mallory, como para los exploradores que le precedieron, la Tierra era todavía un
territorio épico que guardaba rincones escondidos, prometedores de experiencias únicas
a los ojos de la humanidad. Este libro es un legado que transmite ese espíritu pionero que
impregnó una época decisiva en la historia del alpinismo.