En palabras del jurado del premio Tiflos, Sanatorio es un libro impactante, duro y descarnado, construido en la mejor filiación clásica, que presenta una serie de diálogos con el dolor y la enfermedad sin incurrir en ningún tipo de patetismo, de una manera íntegra, en absoluto convencional y con una factura formal impecable. Sanatorio comparte con las obras que lo preceden, Los principios activos y Las razones del agua, una intención ética o cívica, un trasfondo de verdad moral que se imbrica con lo íntimo; también la fascinación cosmológica que revela la dimensión poética que subyace en la ciencia. La idea del cuerpo como poema remite a Sontag; de hecho, Sanatorio comparte la lucidez de la monumental obra de la neoyorkina La enfermedad y sus metáforas. Algunos de los versos recuerdan también las preguntas que Agustín de Hipona se hacía sobre el tiempo, a su enigma, a cómo el pasado devora el futuro antes de que una existencia presente pueda concretarse. La frase de Agustín: De aquello que no es todavía, a través de aquello que carece de extensión, a aquello que ya no es, conecta directamente con los versos