Cuando los humanos acabamos de nacer, los dioses nos quitan el poco poder que tenemos, del que tan solo nos devuelven una pequeña parte al cumplir los veinticinco inviernos.
A cambio, protegen nuestras fronteras de los crueles y despiadados fae. A los humanos que conservan su poder se les conoce como corruptos. Y son quemados vivos.
Cuando descubren que yo tengo ese poder prohibido, tengo que huir de mi aldea y de la vida que adoro.
Para sobrevivir, hago un pacto con el mercenario que me abandonó en mi peor momento.
Nuestro trato es simple: lo ayudaré a él y a sus misteriosos amigos a colarse en la ciudad, a cambio, él me enseñará a dominar el extraño y oscuro poder que siempre he mantenido oculto.